Una noche que el presidente Adolfo Lopez Mateos inauguro la luz de temascal, por el rumbo del convento, por la Avenida Morelos y por el templo de Santo Domingo de Guzmán, comenzó a hablarse por el barrio entre las gentes de buena fe y timoradas, de que un espanto solía aparecer por el convento, decían las monjas que cuando pasaban algunas noches haciendo vela por penitencia, un chirrido como el de una pesada carreta que pasara sobre el empedrado de la angosta calle, otra señora llamada Cleotilda, vieja santurrona, juraba haberse asomado a su ventana para contemplar que era.
Horrorizada antes de caer desmayada, sus hijos certificaron que se trataba de una carreta cubierta hasta lo alto con negros crespones, que era arrastrada por caballos negros y conducida por la mismísima muerte cubierta por blanco vestuario.
También otras personas decían que siendo las 12 de la media noche, se escuchaba el cabalgar de un caballo, un día una señora quiso averiguar que era o quien era, al salir vio una carreta con caballos de color negro, tenían unos grandes ojos y sobre la carreta una persona que les pegaba con un látigo, vio que era la muerte y cayo desmayada, después ella les contó a sus familiares lo que había visto, nadie le creía lo que había pasado, pero al tercer día aquella señora murió sin explicación alguna, apareció con marcas en todo el cuerpo, la ropa desgarrada como si hubiera sido arrastrada por largos caminos.
Al ver esto toda la gente empezó a decir que lo que les había contado era cierto, y empezaron a murmurar que era la carreta de la muerte.
Desde entonces todas las noches se oye el ruido de los caballos jalando la carreta y como si trajera algo en ella, nunca nadie a querido salir a ver por el miedo de que se los pueda llevar.
Orales si da miedo
ResponderEliminarun poco
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EliminarEsta interesante la historia
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